El Voto de Estabilidad en San Vicente de Paúl



A mediados del siglo XVII, entra en la historia de Francia, una de las formas de organización de la caridad más grandes del mundo. San Vicente de Paúl y su Pequeña Compañía, atendían diariamente las necesidades del pobre pueblo sufriente, que se hacían cada vez más fuertes. La desesperanza que se apoderaba del Fundador, era muy notoria, ya que no solamente aparecían más pobres, si no por el contrario, los misioneros llamados por él también decaían en sus convicciones y terminaban por abandonar la Comunidad. Aunque afligido Vicente nunca perdió su confianza en Dios y aunque no se atreve a orar por las vocaciones, toda su vida estuvo enmarcada por la incesante búsqueda de métodos y herramientas de Pastoral Vocacional, colocando como primera fuente de todo la Oración.
 
“Pertenece a Dios solamente escoger a los que Él quiere llamar, y estamos seguros de que un misionero dado por su mano paternal hará él solo más que otros muchos que no tengan una pura Vocación. A nosotros toca rogarle que envíe buenos obreros a su mies y vivir también que con nuestros ejemplos ofrezcamos más aliciente que disgusto para trabajar con nosotros”[1]. Para fortalecer el espíritu de servicio y entrega a los pobres, San Vicente de Paúl interviene su Congregación y, adopta una serie de principios que permitirán durante todo el tiempo de existencia de la Congregación asegurar una entrega total a los pobres. Uno de estos principios es el voto de la Estabilidad.

El voto de la Estabilidad, en su esencia nos permitirá vivir en fidelidad la opción de evangelizar a los pobres durante toda la vida. Hablar de Estabilidad en la época en donde todo es inestable, significa correr el riesgo de romper esquemas y profundizar en una de las virtudes que, a lo largo de los años, han desaparecido para darle paso a la moda de lo trivial, de lo pasajero. Es necesario enfatizar en algunas ideas respecto a la virtud de la fidelidad. En el capítulo II de la instrucción sobre los Votos en la Congregación de la Misión, se refleja lo que se ha querido expresar con el voto de Estabilidad en la pequeña compañía en relación a la Virtud de la fidelidad.


EL VOTO DE ESTABILIDAD PARA EL SEGUIMIENTO DE
JESUCRISTO

“Esta fidelidad en el seguimiento de Jesús evangelizador de los pobres nos compromete a ir más allá del mínimo jurídico, que consiste en quedarnos satisfechos con hacer lo que nos mandan los superiores, según las Constituciones. La fidelidad no se puede reducir a la mera obediencia estricta; menos aún, si la obediencia no es activa y responsable.

 El Evangelizador de los pobres nos convoca a vivir una vida coherente con todas las dimensiones del carisma vicentino. Por ello, la fidelidad ratificada por el voto de estabilidad incluye varios elementos: - Supone una respuesta personal a Jesús.

El voto confirma nuestra decisión radical de aceptar la llamada a seguir al Evangelizador de los pobres. - En el aspecto sicológico, el voto da fuerza al misionero y lo capacita para superar dificultades y momentos de crisis. - Pues la consagración vicenciana se da en y para la misión, este voto da un sentido misionero a los otros consejos evangélicos (cf. C 28), orienta todas las energías del misionero hacia la Evangelización de los pobres, lo libera de intereses personales para así poder dedicarse al servicio de los demás. – San Vicente reunió a los primeros misioneros para evangelizar juntos a los pobres (cf. C 19). Por ello, este voto convoca a los miembros de la Congregación para una misión en común. - Este voto tiene una doble función profética.



La primera: en cuanto es un compromiso de por vida, es un signo de contradicción que supera la inestabilidad que existe en tantos aspectos de la sociedad; la segunda: pues supone la opción por los pobres, es un signo de solidaridad con los débiles y despreciados”[2].

La fidelidad elemento importante para la Estabilidad como misioneros, está plenamente enraizada en Jesucristo. No se puede dar una respuesta radical al llamado misionero, si no se hace desde la persona de Jesucristo; de igual manera la base para mantener nuestro compromiso de ser castos, obedientes y pobres, radica en la virtud de la fidelidad.

Es importante resaltar de qué manera se puede vivir la Estabilidad como fuente de conversión y desarrollo de la vocación particular vicentina. La instrucción sobre los votos nos explica de una manera clara algunos aspectos para tener en cuenta en la asimilación del voto de la estabilidad: “La convicción profunda de que el Señor nos ama como a miembros de la Congregación de la Misión”.

Estudiar y conocer la tradición de la Congregación de la Misión.

Pues es imposible amar lo que no se conoce, debemos interesarnos muy en serio por conocer la historia y la espiritualidad de la Congregación, por estudiar las Constituciones, normas y directivas, y por conocer la vida de los grandes misioneros. Miramos a nuestra tradición para comprender cómo encarnaron nuestros predecesores el carisma vicenciano en su tiempo y en su cultura. El interés por cuanto sucede hoy, lo mismo en nuestra Provincia que en las otras provincias, nos ayudará a comprender cómo se vive hoy el espíritu vicenciano.

Promover el espíritu fraternal de diálogo y de amistad. Ese espíritu nos llevará a sentir que la Congregación es nuestra familia, a experimentar una identificación vital con ella. Un espíritu dinámico de vida en común potenciará la densidad de nuestra misión. Creará además un ambiente en el que compartir con facilidad con nuestros hermanos los problemas personales que tal vez experimentemos contra la perseverancia en nuestra vocación.

Mantener y renovar el carácter vicenciano de nuestros ministerios. Nuestros ministerios deben responder de verdad al fin de la Congregación y a las características señaladas en las Constituciones (cf. C 12). Fin y características deben ser los criterios para una revisión sincera de los ministerios que tenemos actualmente (cf. E 1).

Contacto directo con los pobres. Todos los miembros de la Congregación de la Misión deberían tener la oportunidad de experimentar el gozo que se siente en el contacto personal con los pobres. Los pobres nos enseñarán a vivir muchos aspectos del Evangelio y nos animarán a perseverar en nuestra vocación (cf. C 12, 32).
Colaborar con otras personas también comprometidas con el trabajo entre los pobres. Tales como las Hijas de la Caridad (cf. C 17), los movimientos laicos vicencianos (cf. E 7); otros grupos que defienden los derechos humanos y que trabajan por la justicia social pueden también enriquecer la manera de vivir nuestra vocación (cf. E 9)”[3].

CRISTO, EXPERIENCIA FUNDAMENTAL EN LA ESTABILIDAD

La espiritualidad vicentina posee como centro de su acción a la persona de Jesucristo. Por ello el apartado número uno de las constituciones de la Congregación de la Misión lo expone claramente: el fin de la Congregación de la Misión es seguir a Cristo evangelizador de los pobres. Este fin se logra cuando sus miembros y comunidades, fieles a San Vicente. 1. Procuran con todas su fuerzas revestirse del espíritu del mismo Cristo (RC I, 3), para adquirir la perfección correspondiente a su vocación (RC XII, 13).



Y esta perfección que se les pide a los misioneros no es otra cosa que entregarse por entero a la consolidación del Reino de Dios entre los hombres al estilo de San Vicente de Paúl. En el momento en que el aspirante recibe la gracia de emitir los buenos propósitos, la vida se transforma en algo que ya no le pertenece, cambia para ser propiedad de los más necesitados. Jesucristo, buena noticia para los menos favorecidos de la sociedad, se transforma en evangelio vivo, así lo lee San Vicente, es la perfección que lleva como paradigma, la perfección de su amado Jesús.

Carlo Ricciardi, autor italiano, hace  evidente la intención Cristocéntrica de la espiritualidad vicentina. La perfección evangélica como vida y movimiento debe brotar de la acción y el servicio; y los pobres son la razón de ser en la vida interior de Vicente y de su Compañía. Por ello trasforma la caridad normal en caridad efectiva[4]. Es la vida de Jesucristo, la que mueve al misionero Vicentino a entregar toda su existencia al servicio de los pobres.

Es muy desafortunado observar en la actualidad de la Congregación, misioneros acomodados, poco receptores de los dones de Dios y por lo mismo poco propagadores de la misericordia del Padre. La estabilidad no solo se ve afectada por la permanencia o no dentro de la Congregación de la Misión, también se ve muy violentada, cuando no se acepta la divina voluntad en cada una de las decisiones tomadas por los superiores, cuando no se es capaz de asimilar la humanidad del Cohermano que vive en la comunidad local y de cualquier Cohermano, cuando la preocupación es acaparar bienes materiales y tal vez algunas relaciones personales que acrecientan el valor de ser Sacerdote, cuando se encuentra en la Comunidad la pared perfecta en donde se puede esconder las falencias personales que no se han podido superar y los pequeños detalles que se deben esconder porque la sociedad los rechaza.

Ante todas estas situaciones, la misericordia que Dios ha tenido con su pobre Congregación ha sido muy abundante; y esa es la prueba fundamental del amor que le ha tenido a la Congregación de la Misión, porque entre más humana y más imperfecta sea la pequeña compañía, se podrá lograr un mejor servicio desde el amor de Dios, a la perfecta representación de Jesús aquí en la tierra, nuestros amos y señores los pobres.

CONCLUSIÓN

El voto de la Estabilidad, como lo presenta la Instrucción sobre los Votos, ilumina de una manera muy clara, la consistencia y la profundidad que le imprimió San Vicente a este don dado por Dios para la Congregación.



El sentido propio del voto va más allá del simple significado que se puede suscitar con la lectura. La condición de vivir y morir en la Congregación, como lo deseó San Vicente, no es la única manera de vivir el voto de la Estabilidad en la Congregación de la Misión.

Existen Misioneros que vivieron por toda su vida en la Congregación y que fueron totalmente infieles al voto por no asumir su significado de una manera integral. El voto de Estabilidad, tiene como objetivo Fundamental el seguimiento de Jesucristo. Este seguimiento se compone de un proyecto de vida radicado en la persona de Jesús y en sus enseñanzas. No se puede ser fiel al voto de la Estabilidad cuando se lleva un proyecto de vida paralelo al que nos presenta Jesucristo dentro de la Congregación de la Misión.

Asimilar el voto de la Estabilidad permitirá consolidar un proceso de conversión de la mano de Jesús, y así asegurar la entrega en el amor y en el servicio de los pobres para siempre.

Est. Fabián Andrés Guevara, C.M.






[1] S.V.P VIII, 278; E.S. I, 343.

[2] Vincentiana, Instrucción sobre la Estabilidad, Castidad, Pobreza y Obediencia, C.M. 1996.

[3] Vincentiana, Instrucción sobre la Estabilidad, Castidad, Pobreza y Obediencia, C.M. 1996. (Pág. 16).

[4] Riccardi, Perfezione evangélica, Pág. IX. 
El Voto de Estabilidad en San Vicente de Paúl El Voto de Estabilidad en San Vicente de Paúl Reviewed by Pastoral Vocacional- Familia Vicentina on marzo 31, 2017 Rating: 5

No hay comentarios.

Post AD

Ads