El Sacerdocio Según San Vicente de Paúl
En un mundo secularizado, como el de hoy, que tiene como ejes ordenadores del quehacer humano las lógicas del mercado, del consumo y de la competencia, resulta poco atractiva la presentación del sacerdocio como una alternativa de realización personal para los jóvenes que se encuentran en edad de elegir una profesión que satisfaga sus aspiraciones. Pese a todo, hoy como ayer, mañana y siempre, habrá jóvenes sensibles al llamado de Dios, a los que Él escoge para su viña. El sacerdocio pertenece al alma misma de la Iglesia, y ésta, junto con el sacerdocio, permanecerá hasta que Él vuelva, al final de los tiempos.
Justamente el Papa Benedicto XVI convocó al Año Sacerdotal en el 2009, con ocasión de los 150 años de la muerte del Santo Cura de Ars, Juan María Vianey. La intención del Papa en ese entonces fue estimular la vivencia sacerdotal en los presbíteros, según el ejemplo del Santo Párroco de Ars, pero también para decirles a los jóvenes de hoy que no desechen la posibilidad de que Dios los pueda estar llamando para que colaboren en su viña. En este año 2017 se ha motivado al trabajo por la vocaciones con el documento preparatorio al Sínodo de Obispos, "Los jóvenes la fe y el discernimiento vocacional".
Según el escritor sobre San
Vicente, Jacques Delarue, en el Santo no encontramos una definición del sacerdocio
de rigor teológico, sino más bien de sentido pastoral. En síntesis lo presenta
así: “… El sacerdote es hombre llamado
por Dios a participar del sacerdocio de Jesucristo, para prolongar la misión
redentora de Jesucristo haciendo lo que Jesús hacía y de la manera como Jesús
lo hacía”.
De esta descripción o definición
que San Vicente hace de la Misión sacerdotal, en la que subyace un profundo sentido
teológico, se deduce el concepto que él tenía del sacerdocio. Así se explica
también por qué sintió tan profundamente las situaciones por las que pasaba el
clero de Francia, nada ejemplar, por cierto.
Pero él no se contentó con
observar esa realidad con indiferencia, como tantos otros lo hacían, sino que
desde su fe vio que Dios le estaba señalando una Misión al respecto, que luego
agregaría a la finalidad misionera de su Comunidad, es decir, la evangelización
de los pobres. Esta tarea en favor de la formación de buenos sacerdotes,
comenzó con las conferencias de los martes para los eclesiásticos, y más tarde con la
fundación de los seminarios. San Vicente, junto con San Carlos Borromeo, es
considerado como uno de los grandes promotores de la reforma del clero, según
las normas Concilio de Trento.
Este alto sentido que San Vicente
tenía del sacerdocio, lo expresaba con frecuencia a sus misioneros: “Los buenos sacerdotes son el mejor tesoro de
la Iglesia”. Pero agregaba también: “Los
peores males que ha tenido que padecer la Iglesia a lo largo de la historia le
han venido de los malos sacerdotes". Y exclamaba: “¡Qué tarea más importante! ¡Qué sublime! ¡Cuán
por encima de nosotros! Es tal el carácter divino del sacerdocio que lo admiran
los ángeles…” “¿Hay alguna cosa más grande y digna de admiración?”. “¡Hay, hay
padres, que gran cosa es un buen sacerdote!”.
Ser sacerdote hoy, no es cosa
fácil. La cultura envolvente no es favorable para el cultivo de los valores y
virtudes propias del sacerdocio. Esto mismo hace que la vocación sacerdotal
tenga tanta acogida entre los jóvenes. Sin embargo, no por eso, la Iglesia
renuncia a exigir con rigor las condiciones necesarias a los que se preparan en
los seminarios para el ejercicio del sacerdocio, a fin de que puedan ser de
verdad luz del mundo y sal de la tierra.
Dios quiera que los que hemos
recibido el don gratuito del sacerdocio aprovechemos este año para amar más y
más nuestra vocación y seguirla ofreciendo como servicio a nuestros hermanos,
en especial a los más empobrecidos.
P. Pedro Martín
González Salinas, C.M.
El Sacerdocio Según San Vicente de Paúl
Reviewed by Pastoral Vocacional- Familia Vicentina
on
abril 24, 2017
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